Parece que su estancia en la clínica le ha hecho valorar lo que ha había dejado atrás, su familia y tiene previsto una vez que le den el alta visitar a su padre en la cárcel de Zaragoza, para que el diestro compruebe con sus propios ojos lo que sus familiares le cuentan y comentarle todos sus planes de futuro. El joven quiere trasladarse a vivir a Madrid y con el dinero que le queda de la herencia de su madre montar un restaurante en la capital, dejar atrás sus amistades de Sevilla e intentar llevar una vida normal.
No hay mal que por bien no venga y parece que José Fernando ha tenido que tocar fondo para darse cuenta de que solo tenemos una vida y hay que disfrutarla pero con límites.
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